miércoles, 23 de noviembre de 2011

La familia real (2)

A su vez, nuestro Rey ha tenido tambien para su favor hijas.


Ariadna Stronghelm, la mayor de las infantas, tiene 29 años, ha seguido siempre de cerca a su padre y es una conocedora de la Corte y sus cuitas. Siempre ha rechazado el matrimonio con nobles de Stronghelm aunque su padre la presiona para casarse.
Helenna "Salëd-Guul" Stronghelm, la 2º hija de nuestro rey es llamada " noche cerrada" por el color tanto de su piel como de sus ojos. Es muy tímida y apenas habla. Aunque se rumorea que en ocasiones cuando esta sola canta y esas canciones es como si provinieran de Jainus.
Ágata " unszhull" Stronghelm, llamada asi por sus intensos ojos azules, agata siempre ha mostrado un gran talento para las artes, a escondidas practica con el arco y disfruta de la compañia de sus hermanas. Tiene 16 años.

Por último, Aypess Chiomara, llamada así por el Rey ya que la encontraron cerca de la frontera Chiomara durante la guerra de "la Unión". Demuestra los rasgos de caracter conocidos de las Chiomara, es indomita, valiente y aguerrida. Desde niña ha querido y se le ha permitido utilizar ropajes de hombre que le permitan montar, es una gran jinete, y excelente espadachin.
El Rey la cuida como si fuera hija suya.
22 años.

5 comentarios:

  1. Reunidos en una sala de la Corte, el Embajador Lord Kelven Wyndoë, un apuesto caballero de reluciente armadura y unos treinta años de edad, se encuentra ante las hijas de Su Alteza. Detras de el algunos miembros de su comitiva, y alrededor, algunos personajes de palacio y miembros del servicio.

    -Como os iba diciendo, mis damas, Su Eminencia os envia varios presentes como muestra de afecto y cariño, que han llegado hoy mismo con un emisario de la Republica.
    -Que galante de vustra parte, embajador- dice una de las damas de servicio, mientras sonrie de un modo picaro.
    -Ejem, si gracias, señora- Lord Kelven carraspea un poco. -Para vos Dama Agata, el Canciller me envia a daros estos dos presentes.

    Un criado recoge lo que parece un libro antiguo y un largo estuche de madera con incrustaciones florales de plata y oro.

    -El libro es un recopilatorio de los grabados del gran artista Seption, original, que recoge pinturas y dibujos de sus viajes por Evaldaric. Estoy seguro que estimularan vuestra imaginacion. El estuche es un detalle para vos, de la Princesa Amira, nuestra Consul.- Lord Kelven sonrie a modo complice.

    La muchacha abre el precioso estuche, ojea el contenido, y rapidamente lo cierra, a la vez que su rostro se ilumina y sonrie. Haciendo una gran reverencia, respondida por el embajador, da las gracias. Nadie mas ha podido ver el arco de tejo negro, plata y oro, una obra de arte venida de los talleres de Hoth.

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  2. -Acercaos Dama Aypess, pues tambien para vos tengo dos presentes de nuestras tierras. Como bien es sabido que conoceis las artes de la lucha, y en las tierras de Andaman, donde es regente nuestra Consul, la Princesa Amira, las mujeres son las verdaderas gobernantes y soldados; os envia de su parte este presente.-

    Uno de los miembros de la embajada se adelanta y entrega un estuche simple de madera.
    Al abrirlo, la Dama alza el brazo empuñando una estupenda espada, de factura curva. Aunque esta decorada con damasquinados de plata, se observa que su factura esta diseñada para el combate, y un uso practico. La muchacha la extrae de us preciosa vaina de cuero multicolor y da un par de estocadas al aire, mientras las damas de alrededor se escandalizan y ruborizan. La espada ha sido equilibrada perfectamente para su mano.
    -Muchas gracias, Lord Kelven, no olvidare esto nunca.- responde Aypess algo ruborizada, pero con la cara bien alta y una franca sonrisa en la boca. Dicho esto se gira y se dirije al grupo de damas.
    -Disculpad mi señora, pero os dije, que eran dos presentes. Si me acompañais a la ventana....- haciendo una reverencia el embajador acompaña a la dama hasta una ventana de Palacio. La muchacha intenta mantener las formas, pero parece nerviosa.
    -Mirad alli, veis a ese hombre tan grande,si, ese que os saluda con esa mano gigante. Tuor, muestrale su presente a la dama!!!- grita Lord Kelven.

    El gigante sonrie y raudo entra en un establo del que vuelve con las riendas en la mano, de un hermoso corcel blanco, de crines y cola grises, engalanado con flores y telas. El gigante es mas alto que el corcel y saluda con una mueca de felicidad en la cara
    -Hola, dama- sonrie Tuor.

    La muchacha mira a lord Kelven con los ojos abiertos y la cara roja. No sabe que decir.

    -Su Eminencia queria que lo tuvierais, es una yegua, de los cabalos de Aurea, los mejores del reino, y se llama Assann. En vuestras manos seguro que sera rauda como un rayo. Espero que lo acepteis.- Lord Kelven hace una reverencia. Es el paradigma del Caballero que toda dama desearia.

    La muchacha asiente, y en un repentino salto, corre hacia la puerta que lleva al patio de caballerizas, acompañada del escandalo crado por las damas consortes........

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  3. -Mi señora Ariadna, vos y yo ya nos conociamos tras varios paseos por los jardines de palacio, y sabeis que os aprecio sobremanera. Para vos tengo un presente de nuestras tierras, y tambien una peticion.- Lord Kelven parece serio.
    -Decidme pues primero el que vos deseeis, mi apuesto caballero.- Lady Ariadna sonrie tras el abanico de pluma de faisan. Lleva puesto un precioso traje de tonos verdes.
    -Mi señora, yo mismo os lo dare.- Lord Kelven se gira y recoje un estuche cuadrado de manos de uno de sus asistentes, se acerca al centro, donde la dama se encuentra. Todas las miradas se fijan en ellos, y comienza el rumoreo entre las demas damas. Lord Kelven la mira fijamente y hace una reverencia mientras muestra el presente.
    -Se trata de un collar de hilos de platino, a modo de hiedra taani, y las hojas son piedras preciosas, rubies, esmeraldas y cristal-cielo, unico de Kaising. Espero que lo acepteis.-
    -De tan noble y gentil hombre, aceptaria por presente, incluso la flor mas seca del jardin.-

    Lord Kelven se levanta claramente sonrojado, mientras la dama le pide, con una sonrisa, si puede ajustarselo al cuello. Las manos le tiemblan.
    -Mientras me ayudais, decidme cual es esa peticion.

    Las damas de la corte poarecen un grupo de gallinas locas, cuchicheando, ruborizandose y haciendo aspavientos como si fueran adolescentes.

    -Mi señora, por el cariño que os profeso, deseo pediros, que me permitais llevar vuestra prenda en el proximo torneo o justa que se celebre en la Corte, pues nadie mas que yo defendera vuestros colores con tanto ahinco y fervor.

    El silencio se hace en la sala, decenas de ojos miran al centro de la estancia.

    -Mi noble caballero, esa sera una peticion, que Su Alteza, mi padre, debera permitiros primero.
    La dama se gira, con el precioso collar al cuello, y con una picara sonrisa, se acerca al oido de Lord Kelven. Sussurrando dice
    -Y mi padre siempre accede a mis deseos, mi Campeon......

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  4. Tras los presentes, dado que la Dama Helenna no se encuentra en la sala, se dispone una mesa de viandas y bebidas, para los asistentes. Tras largo rato de espera, cosa que Lord Kelven agradece, la muchacha entra en la sala y se reune con sus hermanas, las cuales, rodeadas de otras damas, cuchichean y sonrien, mientras miran a la comitiva. En un momento se preparan para recibir los regalos, justo cuando un hombre encapuchado se une a la comitiva.

    -Retomando la entrega de presentes, para la dama Helenna, de la que es bien sabido que ama la musica y el canto, por encima de todo, Su Eminencia el Canciller, ha dispuesto un hermoso presente.- dice lord Kelven.

    Un asistente acerca un estuche negro, forrado de terciopelo, y otro asistente lo recoge y abre ante la dama. En el interior, una preciosa arpa de madera y metal precioso, con incrustaciones de piedras preciosas, desprende un brillo magico en toda la sala. Una exclamacion de sorpresa estalla en toda la estancia. Es un presente unico.
    La dama, claramente sonrojada, apenas puede exclamar un gracias, y hacer una reverencia. Es una mujer joven, de bellas facciones, con los ojos oscuros y el pelo negro azabache, pero de piel clara. Tan solo lleva un simple vestido vaporoso, que deja entreveer sus formas, a pesar de parecer tremendamente timida.

    -Ademas, mi dama, como sabemos de vuestros gustos, el Canciller, ha enviado a su bardo personal, que esta misma mañana llego a puerto con estos presentes, y que a peticion de su Eminencia, a compuesto una melodia unica para vos. Adelantaos bardo, y presentaos.-

    Lord Kelven retrocede, y su puesto lo ocupa el hombre encapuchado que acababa de entrar, que se situa en medio de la sala, silencioso, cubierto por la capa y la capucha.
    Un asistente se acerca por detras a Lord Kelven.
    -Mi señor, creeis que esto acabara bien. Temo entrar en guerra si esto no va bien.-
    -Maldita sea, Brennan, que haces aqui, disfrazado de sirviente. Tu lugar esta en la calle, recopilando informes.- dice el embajador
    -Ya mi señor, pero es que tenia que verlo con mis ojos.
    -Tranquilo todo ira bien, me han dicho que es un espectaculo digno de ver, yo no lo conozco, pero me han asegurado que es muy bueno.
    -Si,ya, claro, por eso nada mas llegar al puerto, lo encontre en una casa publica, rodeado de mujeres y bebiendo. Por eso he venido-
    -Maldita sea, ya es demasiado tarde-

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  5. Tras unos instantes de expectacion, la figura encapuchada, se desprende de repente de su capa, y con un giro acrobatico, saca de su espalda un bello laud, y tañe un acorde que queda sonando en la estancia. El individuo viste elegantemente un traje de cuero negro, con lazos rojos en el jubon y las perneras. Lleva una perilla oscura y una coleta peinada, asi como dos pendientes de oro y una seductora sonrisa.
    -Señoras!!! Soy Forbus, el mas grande bardo de todos los tiempos!!! y he venido a cantaros.-
    Las damas comienzan a vociferar, y de repente se lanzan en tropel hacia el bardo, apiñandose y rodeandolo, mientras el les sonrie y canta, y toca el laud. En medio de la marea humana, la dama Helenna queda atras, rodeada de otras doncellas y sus hermanas, que rien con las ocurrencias del bufon.

    Tras unos minutos de cabriolas, acordes, miradas enamoradas, tres desmayos y contar anecdotas al son de los acordes, Lord Kelven carraspea impaciente.
    -..y asi es como acabe con el dragon.- dice Forbus, mientras rasga el laud y hace una reverencia. Las damas aplauden enloquecidas.
    -Y ahora, señoras, si me dejais espacio cantare la cancion que he preparado para la dama helenna, un presente de la Republica, para ella. Por cierto donde esta la dama, que se acerque, que no tenga pudor, por muy conocido que sea mi persona.- Forbus dice esto mientras afina el laud.

    un bufido de hastio surge entre algun miembro de la embajada, que rapidamente es acallado por la mirada nerviosa de Lord Kelven.

    La dama Helenna es empujada por una de sus hermanas entre las demas damas, que se retiran, dejando libre el espacio central. Forbus apenas ni ha visto a la dama que se acerca lentamente, ya que esta afinando el laud. La dama se planta ante el, claramente azorada por la situacion.

    -Y bien, mi dama, la cancion dice as....- Forbus alza el rostro, y observa dos bellos ojos oscuros que le observan ansiosos.
    -yo....eh....- el bardo se queda inmovil, callado.

    Pasa un instante, donde ambos dos se miran. Las damas comienzan a impacientarse.

    -Bardo, entonad la cancion para la dama- dice Lord Kelven

    el laud se cae al suelo, ante la sorpresa de los alli congregados

    -yo...no...puedo...-balbucea el musico
    -Vamos, bardo, no me diras que es la primera vez en tu vida que te quedas sin palabras. Vamos idiota, di algo- le dice el Embajador.

    -Yo.....creo.....que ....os amo??-

    Lord Kelven hace un gesto, y dos escoltas fornidos agarran del brazo al bardo y se lo llevan a rastras, sin que este se resista, y sin apartar la mirada de la dama, que claramente enrojecida, tienes los brazos cruzados, y la mirada perdida.

    La dama Ariadna interviene
    -Que espectaculo mas divertido, mis señores, que pena que el bardo se quedara sin voz para continuar su espectaculo. Esperemos que se reponga y pueda deleitarnos de nuevo, como ha hecho hace unos instantes. Dad las gracias de todo corazon al Canciller Brabant y a la Republica por tan maravillosos presentes, y venid con nosotras a al banquete que hay a continuacion. Lord Kelven, si me acompañais....-
    la dama ofrece su brazo, que Lord Kelven, raudo, recoge suavemente. Toda la comitiva se dirije por la gran puerta, fuera de la estancia.

    En el centro, la dama Helenna, esta paralizada, mirando la puerta por la que los guardias se llevaron al extranjero musico. Un escalofrio le recorre la espalda, y un calor sube hasta las mejillas. De repente, sonrojada, esboza una sonrisa, mientras recuerda su mirada. En su corazon florece un sentimiento que no conocia, y sabe que no tardara en volver a verlo.

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